No le convencía mucho esta chica

No le convencía mucho esta chica. Tenía como puntos a favor que ella era simpática, divertida, no era fea, tenia auto, era judía y poseía un intento de hipismo que la hacia, al menos, querer diferenciarse no sabía muy bien de qué. En contra, que no le gustaba mucho físicamente (si bien, repito, no era fea), que era bastante concheta burbujeante socialmente y que el querer diferenciarse muy bien no se sabe de qué, se le notaba mucho. Además se notaba una diferencia de edad, al menos eso pensaba.
Que otra opción había: salir con los pibes, lo mismo de siempre. Un Fernet, tal vez salir a bailar sin ganas, pero no mucho más. Tenía ganas de hacer el sexo. Acordó por teléfono y ella lo pasaría a buscar en su bonito auto. Él no sabe manejar. Hola, Hola. No recuerda si hubo piquito. Que qué hacemos, que vamos a lo de un amigo que se juntan ahí y después van a una fiesta hippie cool, que dale. Ella encantada de salir con él y los amigos de él y los amigos y amigas de los amigos de él, todos más grandes que ella. Ella se siente grande entre los grandes. Llegan a la casa en Almagro, toman, charlan, se ríen, deciden partir todos en coche hacia la fiesta.
A la fiesta van en el coche de ella. 6 personas. En el coche de ella, que maneja. Él no sabe manejar. Llegan al lugar de la fiesta hippie cool pero está tan cool que a las tres de la mañana no quedan más entradas. Deciden ir a una fiesta más hippie, por el centro. En el auto de ella, que maneja, y se siente grande entre los grandes. Él no maneja. Estacionan el coche e ingresan a la fiesta hippie. Humo, oscuridad, música, piel de iguana, cerveza en vaso de plástico y forma de tubo. Pista de baile. Ellos dos se separan del resto y se besan en la pista. El beso no es todo lo caliente que se espera, él esta medio incomodo. Se va al baño y a comprar Quilmes en lata por ocho pesos. Ella espera en la pista. Le da fuego a un joven. Él vuelve. Bailan y toman cerveza de lata Quilmes. Se besan mal. Él tiene ganas de comer algo salado. Ella le dice que le duele la cabeza. Ella repite que le duele la cabeza. Se besan mal. Ella le dice que se quiere ir a su casa porque se siente mal. A él no le molesta. Piensa sobre su responsabilidad de acompañarla a la casa. Sabe que no harán el sexo. Le dice que la acompaña hasta el auto. Suben las escaleras. Él le dice al patovica que vuelve en cinco minutos. Salen a la calle del centro. Él le pregunta si de veras no quiere que la acompañe. Ella dice que no. Él se alivia. Se besan mal. Ella se va y él vuelve al boliche. Va a la pista de baile y busca a sus amigos. No los encuentra y los llama por teléfono celular, pero no atienden. Los busca más. Se fuma un porro. Los llama por teléfono. No los encuentra. Baila poco. No se encuentra. Se va.
Camina por la calle y le gusta. Decide caminar mucho hasta que llega al Obelisco. Ahí decide nuevamente hasta donde va a caminar. Sigue caminando por Corrientes hasta Callao. Dobla en Callao y se dirige a Córdoba. Una cuadra antes de llegar a Córdoba ve una banda de jóvenes que hacen barullo. Estos caminan en dirección contraria a él por la misma vereda. Él no quiere cruzárselos, ellos gritan canciones de futbol a viva voz. Son las cinco de la mañana. Él empieza a cruzar a la vereda de enfrente de Callao, en diagonal, sin dejar de avanzar. Dos de los jóvenes de la banda que canta a viva voz empiezan a hacer lo opuesto a él. Él se pone nervioso pero sigue caminando, está a casi a mitad de la avenida Callao, por la cual no pasa ningún coche. Ellos se acercan a tres metros de distancia de él y lo increpan. Le dicen que es miedoso, le preguntan qué le pasa. Él dice que no le pasa nada. Están él y estos dos en medio de Callao casi llegando a Córdoba. El resto de estos están parados en la vereda, expectantes. Ellos le dicen que lo van a matar y se le acercan demasiado. Él decide empezar a correr. Se dirige a la vereda opuesta de Callao, en dirección a Córdoba. Corre velozmente. Estos dos lo siguen. Él, mientras corre y antes de subir a la vereda escucha y siente como una botella de vidrio se estalla a pocos metros. Piensa que tiene que correr lo más rápido posible. Sube a la vereda. Estos dos lo siguen a toda velocidad. Él llega a la esquina y al doblar se resbala y cae al piso con el costado de su cuerpo. Se maldice en sus pensamientos. Se levanta velozmente y con los puños cerrados, pero no ve a nadie. Estos dos siguen corriendo y el más rápido de estos dos dobla la esquina. Se encuentran cara a cara, a dos metros aproximadamente. El más rápido de estos dos le dice que lo va a matar. Él le dice que se vaya. Se miran por dos segundos cara a cara. El tiene los puños cerrados y está fuera de sí. El más rápido de estos dos mira a su izquierda, por donde dobla la esquina. Él supone que el más lento de estos dos está por llegar en cuestión de segundos. Comienza a correr por Córdoba a toda velocidad. Cuando el más rápido de estos dos vuelve a girar la cabeza lo ve a él corriendo, lo sigue. Él corre tan rápido como puede y no mira hacia atrás. El más rápido de estos dos lo sigue a toda velocidad poco menos de media cuadra. No lo alcanza, él llega a la esquina y mira hacia atrás. Lo ve al más rápido de estos dos volviendo para Callao, a mitad de cuadra. El sigue trotando media cuadra mas, luego camina. Le late muy fuerte el corazón. Camina. Le late muy fuerte el corazón. Para de caminar diez segundos. Le tiemblan las piernas y los brazos. Sigue caminando y de repente grita. Se descarga. Le late fuerte corazón y no puede creer lo que la acaba de ocurrir. Piensa. Respira hondo. Cruza de vereda y decide tomar un colectivo a su casa. No lo puede creer. Le dan ganas de hacer el sexo. Busca en su celular algún teléfono. Manda un mensaje de texto. Sigue viajando y respirando hondo. Le tiemblan las piernas. Siente la necesidad de contarlo, a modo de descarga, pero no encuentra a nadie en el colectivo a quien contarle su historia reciente. No puede dejar de pensar en lo que le ocurrió. Cree que es inentendible. Llega la parada de su casa y se baja.
Dobla la esquina y camina por la cuadra de su casa pero no se detiene. Pasa por la vereda de enfrente y sigue caminando tres cuadras más, derecho, y luego dobla a la derecha. Busca una puerta, es la única de la cuadra. La encuentra y toca timbre. Abre una mujer y lo hace pasar. Arriba hay un living que él cree que es horrible, con alfombras azules sucias. Unos sillones un tanto rotos. Saluda a otra mujer y la primera mujer lo conduce a una habitación. La habitación es igual al salón, pero más oscura y con una cama matrimonial pequeña. La mujer le comenta las tarifas y sale. A él le tiemblan las piernas. Se saca el sweater y lo deja en una silla de algarrobo. Entra una chica y lo saluda con un beso. Él le pregunta cómo le va y ella le dice que bien y que se llama Nancy. Nancy sale del cuarto. Entra otra chica, lo saluda con un beso y le dice que se llama Elizabeth. Elizabeth sale del cuarto. El no se sienta en la silla de algarrobo, está inquieto. El cuarto es feo. Entra otra chica y le dice que se llama Moniqué. Se va del cuarto Moniqué. A él no le resulta particularmente excitante ninguna chica. Entra otra chica y le dice que se llama Nancy. Le aclara que ella es Nancy Mabel y sale. Rápidamente entra la primera mujer y le pregunta cuál le gusta de las chicas. (Ninguna). Él le dice que la primera Nancy. No le convencía mucho esta chica. La mujer le pide el dinero y él se lo da, luego ella sale del cuarto y entra la primera Nancy. A él le tiemblan las piernas. Le pregunta a él cómo se llama y luego cómo le va. Él le dice que le tiene que contar algo, que es una necesidad. Ella no lo mira. Le cuenta el episodio del grupo de jóvenes que cantaba a viva voz en Callao y Córdoba, le cuenta que corrió, le cuenta que casi le estalla una botella en la cabeza, le cuenta que no entendió y le cuenta que tenía la necesidad de contarlo. La primera Nancy le dice que ah y que bueno y apoya un preservativo recién abierto en la mesa de luz. Él cree que eso es inentendible. Luego lo invita a sacarse la ropa y él se va desnudando mientras se deja caer en la cama. Ella se saca la remera y lo ayuda a sacarse el pantalón. Se sienta arriba de él y le besa el cuello. Él se saca los calzoncillos.
Hacen el sexo. Es corto el acto. Careció de pasión y de cualquier otro sentimiento. Él se va tan rápido como puede. No le tiemblan las piernas. Camina hacia su casa. Se hace un sándwich de jamón y aceitunas y se va a dormir.

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