EL AMOR

Corté el teléfono como nunca lo había hecho en mi vida. Mucha bronca tenía. Mucha bronca tengo. Estuve no se cuantos segundos paralizado, con la mente en blanco, o en negro mejor dicho. Me paré y caminé de una pared a otra de mi habitación. Eso lo vi, lo vi muchas veces en la pantalla grande, y en la chica también. Muy de ficción. Y ahí estaba yo, bastante nervioso por cierto, conteniendo mi ira en un paso furioso pero carente de proyección. Reboto en el escritorio, de ahí hasta donde empieza la cama. Los del segundo me deben estar escuchando. ¿Qué mierda hago? ¿Qué hago?, me pregunto. Que mierda, me digo. ¿La llamo o no? ¿Para qué? ¿Qué le diría? La puta madre, esta piba, yo sabía. Y juro que no es un yo sabía de orgulloso, de alguien que habla con el resultado puesto. Yo sabía que me iba a llamar y me iba a decir que estaba cansada, que no la mate, que se tiene que levantar temprano. Mierda, pura mierda. El que está esperando soy yo, el que se levanta a las siete de la mañana soy yo, y el pelotudo también soy yo. Tengo tantas ganas de mandarla al carajo, pero la amo tanto. Tengo tanta bronca pero tanto miedo. Quiero llorar, quiero hablar con alguien, pero se que mi llanto me impediría mencionar siquiera la primera oración. ¿Mi vieja? no. ¿Porqué? no se, es mi vieja. Creo que le criticaría cualquier cosa que me diga.
Agarro una hoja y transformo mis lágrimas en tinta, para no llorar. No me gusta. Aunque sé que cuando termine toda esta falsa descarga, cuando apague la luz, mi fina almohada se va a mojar y no de saliva.
Este historia aún no tiene final. Estoy seguro que la podría haber terminado hace instantes, pero no quiero. Juro que no quiero. ¿Entonces qué hago? Por lo pronto estoy dejando pasar los primeros momentos tensos. Pobre mi mano derecha, que tiene que ver, se debe estar preguntando porqué no nací zurdo.
Ok, ella me quiere, pero esta confundida. No sabe como seguir y mientras tanto seguimos. Yo la amo calculo, sino no me pondría así. No se, la quiero, la quiero mucho y no la quiero perder, pero tampoco quiero ser el boludo de la película. O que se canse de tirar y que yo afloje, ella tira yo aflojo y nos va a terminar tirando a mi y a la cuerda a la puta que lo parió, cosa que me haría sentir doblemente boludo. Igual es como preparado todo esto, porque antes que ella llame, solo, me hacía la cabeza con darle un plazo, obviamente no explícito, para ver que pasaba. Para ver como actuaba ella, y este fucking llamado que me dice mandá el plazo, explícito o implícito, al carajo, a ella una patada en el orto y abrí la cabeza chabón. Pero no, no es chabón, es cagón. ¿O amor? ¿Hasta donde llega el amor? ¿Hasta que punto?.
Cuan débil soy cuando amo, que pena. Y ahora ya no escribo con el mismo entusiasmo de las primeras líneas; será que realmente habré descargado casi todo, será que la cuota de pasión que de pronto inundo mi cuerpo se está yendo y deja entrar a la razón, que vuelve a decir espera unos días más, que tal vez se recompone todo.
La pasión hace las veces de corazón valiente y violento. La razón es cobarde, fría y calculadora.
Una vez más ganó la batalla la razón, pero la guerra no terminó. El final no lo sé. Lo que sí se es que este amor me hace perder la cabeza, la razón, el corazón, la vergüenza y, porqué no, la dignidad. Pero claro, que van a decir todos, el amor es el amor.

2 comentarios:

el chair dijo...

me gusta esto.

esto es el teen-love

Paulinha dijo...

Me gusta como escribis....